UNA ENFERMEDAD NEURODEGENERATIVA PROVOCADA POR UN DEFICIT DE UN NEUROTRANSMISOR, LA DOPAMINA, VITAL PARA COORDINAR LOS MOVIMIENTOS Y EL EQUILIBRIO
En 1817 James Parkinson describió como «parálisis agitante» a este trastorno degenerativo del sistema nervioso central cuya causa aún es desconocida. Si bien en Argentina no existen cifras oficiales, al extrapolar las estadísticas norteamericanas se calcularía que aproximadamente 80 mil personas conviven con esta enfermedad.
Se la conoce como un tipo de trastorno del movimiento que ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia.
¿Cómo se manifiesta?
En esta enfermedad interviene un amplio y variado abanico de síntomas pero no todas las personas que conviven con Parkinson desarrollan los mismos; por otro lado, también depende de la etapa en la que se encuentren dado que a medida que la enfermedad avanza puede aparecer una nueva sintomatología.
- Síntomas motores. Son los más frecuentes y comúnmente denominados cardinales, incluyen: bradicinesia (lentitud de movimientos); rigidez en los brazos, piernas y tronco; problemas de equilibrio y coordinación; temblor en las manos, brazos, piernas, mandíbula y cara. A medida que los síntomas empeoran, las personas pueden presentar dificultades para caminar o realizar labores simples.
- Síntomas no motores. Aunque durante mucho tiempo los síntomas motores se han considerado fundamentales en la enfermedad, cada vez cobra más importancia la sintomatología no motora por el impacto que provoca en la vida diaria de las personas afectadas. Estos síntomas son muy variados y pueden aparecer en cualquier etapa, aunque resultan más relevantes en las más avanzadas. Los principales son: estreñimiento, exceso o ausencia de salivación, trastornos de la deglución (dificultad para tragar y disfagia), apatía, depresión o insomnio, entre otros.
En este sentido cabe destacar que muchos pacientes padecen fatiga, ello se debe a que varios de los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden causar sensación de cansancio. La fatiga se presenta de diversas maneras: provocada por akinesia (dificultad para iniciar un movimiento), de tipo muscular (rigidez, calambres, temblores) u originada por la depresión (falta de motivación o pérdida de energía) o los trastornos del sueño (cambios en los ciclos del descanso).
Diagnóstico y tratamiento
Dado que no existe un examen de detección, los especialistas recurren al historial del paciente y efectúan un examen neurológico para diagnosticarlo. La enfermedad de Parkinson suele comenzar en tomo a los 60 años, pero cada vez se ven más casos y trastornos asociados en menores de 50 años; es más común en hombres que en mujeres. Hasta el momento no existe una cura pero hay disponibles diversas medicinas que a veces ayudan a mejorar notablemente los síntomas.
El tratamiento farmacológico incluye medicamentos que alivian los síntomas de la enfermedad, pero no son curativos ni evitan su progresión. En otras situaciones una cirugía conocida como estimulación cerebral profunda puede ayudar. La misma consiste en colocar pequeños marcapasos regulables desde el exterior que pueden programarse cuantas veces el médico crea conveniente. Si bien no es para cualquier paciente ni tampoco es curativa, reduce en gran medida los síntomas que afectan a la calidad de vida. Generalmente se indica para quienes hayan perdido su independencia funcional por trastornos motrices, aunque estén medicados.