A partir de los 60 años el proceso de envejecimiento deja su huella sobre la piel en forma de arrugas y flacidez, pero si la cuidas a diario se mantendrá sana y con buen aspecto a pesar del paso del tiempo.
Las claves para tener la piel sana a partir de los 60 años.
Si hay algo en lo que todas las personas coincidimos es en que no nos agradan los signos que el paso del tiempo deja en nuestro organismo, sobre todo en la piel. Desde la antigüedad buscamos sin cesar la fuente de la eterna juventud pero, como bien sabes, a estas alturas aún no hemos dado con el milagroso remedio que evite el proceso de envejecimiento, pero si hay una clave infalible, tengas la edad que tengas, para mitigar la huella de los años en tu cuerpo, es cuidar tu piel a diario, y mimarla para que esté siempre sana.
Nadie puede detener el paso del tiempo y sus efectos sobre la piel, pero sí hay una serie de pautas que te ayudarán a que se encuentre más sana y luzca mucho mejor. La primera es mantener la piel limpia. Para ello te recomendamos que laves bien tu rostro por la mañana y por la noche aunque, en vez del jabón habitual, es recomendable que utilices uno específico para tu tipo de piel, o bien uno enriquecido con productos naturales tales como aceite de coco o cacao.
Como parte de la limpieza de la piel del adulto mayor no podemos olvidar la exfoliación, que es una de las pautas imprescindibles que debes seguir para que tu piel esté sana. Puedes utilizar uno de los muchos exfoliantes que venden en cualquier tienda especializada, o bien elaborar uno casero a base de productos naturales como, por ejemplo, jugo de limón con azúcar, o aceite de oliva mezclado con trocitos de almendras. Para aplicarlo, masajea suavemente tu cuerpo y tu rostro con él durante unos cinco minutos, y después enjuagar con abundante agua tibia. Si tu piel es normal, basta con realizar este proceso una vez a la semana; en el caso de pieles sensibles y secas, para no castigarlas, hay que realizarlo una vez cada dos semanas.
El siguiente paso sin duda es la hidratación. Recurre para ello a los numerosos productos cosméticos específicos para tu edad y tipo de piel que existen en el mercado, o bien a las cremas hidratantes habituales. Lo importante es que sigas este hábito a diario –después de haber limpiado o exfoliado la piel– aplicando la crema en el rostro, cuello y resto del cuerpo, y haciendo hincapié en aquellas zonas que notes más secas o que estén enrojecidas. Pero recuerda que la hidratación no se limita a las cremas, y que también es importante hidratar la piel desde el interior, para lo que no tienes por qué limitarte al agua, sino que puedes complementar tu hidratación con jugos de frutas o cremas de verduras, así como con compuestos naturales como la levadura de cerveza o el aceite de onagra.
No te olvides que ante cualquier mancha extraña o cambios en la piel que tengas dudas, puedes pedir un turno con un dermatólogo que te revise y responda todas tu dudas.